martes, 3 de abril de 2018

Esa tarde..

Pequeño resumen de ayer.

Y Cuando llegaste tenías ochocientos ochenta y tres prejuicios.
Cuando comenzamos a charla eliminaste treinta y siete pero se sumaron tres.
Cuando hablamos de las multas eliminaste quinientos cuarenta y cuatro y sólo dejaste los que me tildaban de uno más del montón y encima deudor.. (que fiasco) pensaste y a su vez te preguntabas, con este tipo compartí mí desnudes?
Pero había solo una cosa que te hacía quedarte.
La manera en que te miraba fijamente a los ojos, eso fue un imposible de sortear.
Luego, después del agua, empezaste a balancear un poco entre las charlas y los prejuicios. Pero cuando entramos a la librería y me preguntaste que leía, ahí todo se te volvió a derrumbar.. y a reconfirmar el precepto de que era uno más del montón..
lo que no estaba tan mal, ya que buscabas distensión con alguien poco complejo..
La supiste manejar bien la situación mezclando el vil metal, usando esa excusa para alejarnos de la incomodidad de no tener libros de los cuales no hablar.
Luego en el quiosco, pensaste, es un machista, jaja.. solo quise tener un gesto pero contigo no van esos gestos.
Seguimos y a caminar juntos pensabas, que hago? Sigo o no con esto?
Llegando al auto, observaste el color de mi auto y te pareció un buen indicio de sobriedad, la mínima suficiente como para confiar que no era peligroso.
Y ya habías hecho los arreglos para tomarte esa tarde/noche.
Así que decidiste continuar.
Cuando llegamos a fin al lugar, y empezamos a poder charlar con más soltura, ahí todo los prejuicios que te quedaban desaparecieron.
Todos los parámetros que manejas usualmente no te servían de mucho.
Y a cada palabra mía vos te sentías cada vez más despojada de herramientas.
Estás acostumbrada a personas mayormente parecidas.
Pero a pesar del vértigo/miedo, te sentías atraída..
luego, observaste toda la noche mis movimientos, mis reacciones.
Pero solo asimilabas para procesar luego.
Tomaste poco para poder seguir teniendo el control.
Hasta que llego la hora de volver a casa.
Ahi, en la simulación de despedida, tu control pasó a ser parte de tu parte más salvaje y la chica cuerda, lógica y controladora, perdió la compostura para entregarse al placer de ser lo que somos, simplemente humanos.

Y yo, adoro ser humano.
Lo disfrute todo mucho.
Gracias.

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